Con la oleada de noticias de impacto que estamos teniendo últimamente, suena más o menos normal que se haya pasado por alto (en términos generales) una de esas tomaduras de pelo a gran escala que suelen ocurrir al otro lado del Atlántico. Hace poco hablé de las prácticas de Google para evadir impuestos y así evitar pagar lo que como buena empresa ciudadana le correspondería pagar.
Pongámonos en situación. Un auditor (¿qué es esto? Básicamente una empresa que certifica que las cuentas económico-financiero reflejan la imagen fiel del patrimonio de la empresa): Ernst & Young (auditora de Google, Coca-Cola, et. al). Una firma que necesite que sus cuentas económico-financieras sean auditadas: Lehman Brothers (sí, la del epicentro de la crisis). Ernst & Young fue el auditor externo de Lehman desde 2001 hasta que Lehman presentó su bancarrota en Septiembre 2008.
Todo normal, si no fuera porque Ernst & Young no hizo bien su trabajo. Acaba de ser demandada por la fiscalía de Nueva York (con Andre Cuomo a la cabeza, el que será a partir de Enero gobernador del estado de New York). ¿Motivo? Ocultar los riesgos financieros de Lehman Brothers antes del colapso de uno de los principales bancos de inversión del mundo.
Veamos el meollo de la cuestión. Se le acusa a Ernst & Young de un fraude civil (no criminal, lo que llevará a que se produzca sin mayor pudor de nuevo) por 150 millones de dólares, en concepto de las comisiones que recibió por su trabajo de asegurar a clientes y accionistas que Lehman contabilizada su patrimonio de manera fiel (objetivo primordial de la contabilidad).
¿Y qué es lo que Ernst & Young ayudó a ocultar? Pues una de las prácticas habituales en el casino de Wall Street, que no es otra que ocultar millones y millones de deuda. ¿Y cómo se consigue esto? Mediante contratos de recompra de deuda o Repurchase Agreements o Repos. Es uno de los juguetes del casino de Wall Street preferidos, de los más útiles para engañar y confundir. Este vídeo lo explica muy bien:
Y para los no iniciados, una breve explicación con un sencillo y simplificado esquema:
Básicamente lo siguiente:
- Una empresa necesita liquidez y tiene muchas deudas. Esta empresa es la que en el esquema es el vendedor. En nuestro ejemplo, Lehman Brothers. Debe mucho dinero, pero no tiene dinero en caja para devolver las deudas.
- ¿Qué puede hacer para hacer dinero en caja? En el casino de Wall Street es habitual vender estas deudas.
- ¿Pero en los mercados financieros (eufemismo del supragobierno mundial) también se vende deuda? ¡Yo pensaba que se vendían acciones y poco más, como en un mercado de fruta se venden manzanas y poco más! Yo también lo pensaba, pero así es el casino, siempre éncontrarás un juevo nuevo.
- Al grano. Lehman Brothers vende sus deudas, y otra empresa a la que le sobra liquidez, le compra esas deudas.
- ¿Y por qué esta empresa iba a querer comprarle estas deudas (que llamamos prestatario de liquidez) a Lehman Brothers? Pues porque a fecha de venta de las deudas, Lehman percibirá una cantidad de dinero X (tiene problemas de dinero en caja, así que le viene bien), pero a fecha de fin del contrato de venta de deuda, Lehman Brothers deberá pagar ese X más unos intereses.
Estas transacciones conocidas como Repo 105. Transacciones que permitían a Lehman ocultar miles de millones en obligaciones de pago antes de que se desemoranara todo el castillo de naipes. Pan para hoy, hambre para mañana. Por cierto, que los prestadores de liquidez eran bancos europeos.
Lehman estaba muy endeudada en 2007. El CEO, Richard S. Fuld (al que llamaban Gorila en Wall Street por su agresividad y competitividad, y por cierto sigue campando a sus anchas por Wall Street, pese a que durante el 2007 percibiese 22 millones de dólares por sus brillantes ideas) dijo que tenían que reducir esa deuda, fuera como fuera, los medios no importaban. Vender acciones en bolsa sería un suicidio: el inversor percibiría fragilidad. Además, con la legislación americana sería totalemente ilegal su práctica, así que lo canalizó vía su división en Londres. Movió el dinero de EEUU a Europa (luego nos preguntamos porqué nos ha salpicado todo esto, ya sabéis porqué Reino Unido no quiere entrar en el €, muy rígido para su laxitud).
En los 2 trimestres previos a presentar bancarrota, Lehman intensificó el uso de los Repos 105. Lehman llegó a quitarse de una noche para la mañana siguiente (overnight lending) 39.000 millones de dólares en el último cuatrimestre de 2007, 49.000 en el primer del 2008 y hasta 50.000 en el segundo del 2008. En lugar de reconocer como deuda en el Balance de Situaciónlas obligaciones de pago, eran contabilizadas como una operación de venta de activos financieros, generando cash flow en la Cuenta de Resultados (vamos, dinero líquido para «salir adelante») que se empleaba para cancelar deuda a corto plazo, y así publicar un Balance más saneado que luego Ernst & Young (auditora) aprobada.
Una vez presentados a inversores y clientes estos resultados con poca deuda, se recompraban los contratos Repos, volviendo Lehman a estar muy endeudada. Pero el público ya había visto que Lehman no estaba endeudada. ¿Fácil y bonito no? Pues a mí me parece una tomadura de pelo íntegra.
Y para mí, lo más grave es el trabajo de Ernst & Young, ya que en el juego de un casino, el más pillo es el que gana (partamos de la base que los mercados financieros de hoy en día han dejado de ser mercados y ahora son juegos), pero lo grave es que el arbitro no enjuicie a los jugadores que se saltan las normas. Algo así como si Florentino Pérez o Joan Laporta fuesen el árbitro de un Barsa-Madrid.
Según la Fiscalía de New York, Ernst&Young conocía estas transacciones. También «avisó» repetidas veces a Lehman Brothers sobre su situación de deuda. La FED de New York, a todo esto, estos días tenía un gobernador (el arbitro externo de todo esto) a un tal Timothy Geithner, actual secretario del Tesoro (algo así como Ministro de Economía y Hacienda en España) del gabinete Obama.
Citigroup y el Deutsche Bank (auditados por KPMG) y Bank of America (auditada por PwC) también usaron transacciones Repo 105, aún en menor cuantía que Lehman. Las auditoras cobraban sus comisiones, firmaban y a por el siguiente. Siempre estará ahí Uncle Sam para rescatar. El dilema moral de los rescates, son «too big too fail».
Más problemas: la excesiva concentración del sector de la auditoría. La concentración se puede medir a través del Índice Herfindahl-Hirschman (HHI). Sencillo cálculo: elevar al cuadrado las cuotas de mercado de las empresas que participan en él. A menor número de empresas, mayor HHI. De esto ya se habló cuando cayó Artur Andersen en 2001 por el escándalo Enron. Quedaron las cuatro grandes actuales: PwC, Ernst&Young, KPMG y Deloitte. Suponiendo una cuota del 30-30-20-20 (un ejemplo), quedaría un HHI de: 302 + 302 + 202 + 202 = 2600, cuando por encima de 1.800 ya se considera un sector muy concentrado (poco competitivo, muy dado a monopolios, lo que permitirá que las auditoras sigan haciendo igual de bien su trabajo).
La caída de Artur Andersen incrementó el índice en 455 puntos. La caída de Ernst&Young (he leído alguna columna de opinión al respecto, a mí me parece excesiva, aunque en su día Artur Andersen tuvo algo parecido) traería algo parecido. Lo que faltaba a un sector en horas tan bajas como el de la auditoría.
La esperanza de vida de las empresas es de unos 30 años. Practican el carpe diem 100%, obviando el pasado en muchas ocasiones. Contribuye a todo ello mucho las regulaciones sobre la contabilidad a corto plazo, esto es, el trabajo de las auditorías. ¿El futuro? Nada importante, lo urgente es sacar las cuentas, ignorando toda empatía con la sociedad de la que obtienen sus clientes. En la actualidad, y desde la privatización del sector en todos los países (en España se vivió con aglutinar en Argentaria todas en los años 90, y luego vendérsela a BBV), las entidades bancarias son muy grandes y ejercen un poder excesivo.
En España también hay arbitros pésimos (no hablo de fútbol, aunque bien podría trasladarse la afirmación al fútbol también). Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Gobernador del Banco de España (sí, ese que habla de la necesidad de recortar los derechos laborales y sociales), estuvo de vacaciones en Benidorm cuando la burbuja inmobiliaria crecía sin control alguno, a pesar de ser el máximo supervisor de las finanzas en España, y a pesar de que se estuvieran concediendo préstamos hipotecarios por el 120% del valor de tasación). Incluso se permitió el lujo de sentar cátedra al decir en el informe anual de 2006 que no había burbuja inmobiliaria ni riesgo de que la hubiera. Con estos arbitros el Athletic volvería a ganar ligas 🙂
Vivimos en un estado global que deja liso el camino para el beneficio de unas entidades no humanas con unos objetivos no humanos. En España lo estamos viviendo ahora con el caso de José Luis Burgos, un discapacitado físico al que ejecutaron su hipoteca por razones difícilmente justificables (además que previamente había perdido su trabajo de forma injusta).
Los humanos individuales somos manipulados por estas entidades, a menos que te conviertas en el director o ejecutivo de una de ellas, traiciones tus supuestos valores y decidas romper el contrato social de Rousseau. Sed buenos.
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