La crisis económico-financiera para todos los públicos

Artículo publicado en la Revista de la Facultad de Ingeniería – ESIDE en Marzo del 2010. Universidad de Deusto. Autor: Alex Rayón Jerez

Si empiezo este artículo diciendo que el origen de la crisis está en que los bancos americanos, a fin de poder incrementar su margen de intermediación concedieron hipotecas subprime a clientes de poca solvencia y credibilidad, y, además, titulizaron estas hipotecas en MBS (Mortgage Backed Securities) ordenados por tranches denominados CDO (Collateralized Debt Obligations) que luego vendieron por todo el mundo, seguramente pases a la siguiente noticia/artículo de inmediato. Bueno, pasaríais y diríais eso de “estos economistas se parecen a los políticos, no hay quién les entienda”.

Sin embargo, si digo que voy a tratar de explicar qué es eso de la crisis económica y sus repercusiones para todos los públicos, quizás consiga retener aunque sea a dos o tres lectores. Y, además, si digo que no soy economista, sino un ingeniero de extraña naturaleza al que le encanta la economía (¿pero los ingenieros no odiaban todas las asignaturas de empresa y economía? Al parecer no todos :-), quizás consiga retener a otros dos o tres lectores.

Y es que desde que era estudiante tengo la sensación que muchas veces la falta de interés en muchas materias (economía, política, historia, etc.) se debe a que no se explican para todos los públicos. Así que desde que soy profesor en la Facultad de Ingeniería en ESIDe, trato de explicar cualquier concepto para todos los públicos, y más si estoy impartiendo asignaturas del área económica en una facultad de ingeniería.

Pasemos a explicar la crisis entonces. Pero cambiemos el reparto de la película y la audiencia de la película: la discoteca de vuestro pueblo será Lehman Brothers (el banco epicentro de la crisis), el cliente NINJA (eso que popularizó Leopoldo Abadía en alusión a los clientes sin solvencia para solicitar un préstamo hipotecario) será cualquier alumno de 18 años que subsiste con la paga de sus padres y los préstamos hipotecarios (eso que se concedió a todo el mundo y luego se empaquetó en MBS) serán ahora las Coca-Colas que se toman los alumnos de 18 años en la discoteca.

Los actores de esta película

Los actores de esta película

Bien, tenemos una discoteca, alumnos de 18 años que viven con los 20 € de la paga (quizás ahora sea más, que esto es como la gasolina, no para de subir 🙂 y Coca-Colas que compran éstos los fines de semana en dicha discoteca.

La discoteca, seamos más precisos, es la típica a la que toda la juventud acude. Es decir, su mercado son los jóvenes estudiantes de instituto o universidad. En un momento dado, se reúnen los dueños, y deciden que quieren aumentar las ventas para aprovechar el tirón que están teniendo entre la juventud. ¿Cómo deciden aumentar las ventas (el margen de intermediación de los bancos)? Permitiendo a los alumnos de 18 años dejar a deber las Coca-Colas que toman.

¿Os suenan esos carteles de “Hoy no se fía, ni mañana ni nunca”? Bien, pues supongamos que se cambian esos carteles: “Hoy se fía, y mañana también”.

Hoy no se fía, ni mañana, ni nunca

Hoy no se fía, ni mañana, ni nunca

Alex, estudiante de 1º de Ingeniería, acude a la discoteca el sábado. Va a la barra a pedir una Coca Cola y se entera de la oferta. “¿Cómo? ¿Que en vez de gastarme 4 € por una Coca-Cola a las 5 de la mañana, la discoteca me permite dejarla a deber y ya la pagaré otro fin de semana que no me haya gastado ya los 20 euros en 5 Coca-Colas anteriormente? ¡Qué bien! ¡Entonces sírvame otras 4 que invito a todos mis amigos (los clientes NINJA pedían un préstamo por mayor valor del de la casa, que así se podría ir de vacaciones al Caribe, cenar fuera de casa todos los días, invitar a otros NINJAs a esa cena, etc.)!”

La discoteca, para llevar el control de lo que dejan a deber los estudiantes, lo va anotando en un cuaderno. Bueno, mejor aún, lo anotan en un programa de ordenador, que así no se perderá información alguna y todos los alumnos pagarán en su debido momento (es decir, Lehman Brothers registra todos los préstamos hipotecarios que ha concedido a sus clientes para que a ninguno se le olvide pagar).

Claro, el Lunes Alex vuelve a clase, y se lo cuenta a todos sus amigos. “Joer tú, que en la disco me dejaron tomarme 1 Coca-Cola e invitar a mis cuatro colegas y no pagué ni una”. ¿Y cómo lo hiciste Alex?. “Ah, no sé, me dijeron que ya lo pagaría otro fin de semana que no se me hubiera terminado la paga”.

No es difícil imaginar, que la noticia se difunde instantáneamente. El sábado siguiente la disco del pueblo está a reventar. Parece San Mamés en medio de un gol del Athletic. Todo el mundo quiere tomarse una Coca-Cola que ya pagará otro fin de semana (es decir, los NINJAs se lo cuentan a otros NINJAs, y todos piden préstamos hipotecarios, y se van todos juntos a la Riviera Maya de vacaciones tras haber comprado una casa en Miami Beach).

¿Quién es un cliente NINJA?  Personas sin ingresos (INcome), sin trabajo (Job) y sin activos o posesiones (Assets)

¿Quién es un cliente NINJA? Personas sin ingresos (INcome), sin trabajo (Job) y sin activos o posesiones (Assets)

Aprovechando el tirón, la disco sube el precio de las Coca-Colas, que así ganará más, ya que todos los alumnos van a la barra y piden, pero claro, lo dejan a deber para otro fin de semana, cuando hayan recibido la paga de la abuela o les haya tocado la quiniela que echan todas las semanas en la pandilla (bueno, ahora se lleva más el euromillón, que algún día tocará). La disco aumenta sus beneficios exponencialmente.

Todos están contentos: la discoteca está “ganando” (ojo, que lo escribo entre comillas y en cursiva, lo pondría en mayúsculas pero eso es de mala educación) mucho y los alumnos no tienen que pagar al instante lo que consumen. La discoteca no tiene nada de lo que preocuparse (¡bendita frase!), ya que el dinero que sus activos (para que nos entendamos, las posesiones de la discoteca, aquello con lo que hace negocio) tienen un alto valor, ya que están “respaldados” (qué bien queda esto de estar respaldado a la hora de vender) por las deudas que tienen con ellos alumnos de 18 años que reciben 20 € a la semana.

Llegados a este punto, o yo soy muy escéptico y no entiendo lo que significa “alto valor” o hay una falta de prudencia terrible (que los economistas han pasado a denominar ética y liquidez). Estoy confiando todo el rato en que unos chicos de 18 años van a pagar las 83 Coca-Colas (por poner un número) que debe cada uno de ellos tras haber acudido 8 sábados seguidos (por poner otro número) a la discoteca.

Definitivamente, debo de ser el único que no confía en este sistema, porque la discoteca, en plena euforia, decide que quiere ganar aún más. ¿Qué hace? El dueño decide clasificar estas Coca-Colas en categorías. Bueno, más que clasificar, las reconvierte en 3 tipos de bonos diferentes (lo de bono no es más que “algo” (si queréis lo llamamos trozo de papel) que se inventan para poder vender a otras personas las deudas de los estudiantes de 18 años):

  • Cola-bono: bonos respaldados por los estudiantes que sí que parece devolverán lo que deben. Lo deciden llamar Cola-bono para describir esos bonos que tienen más calidad (¿la Coca-Cola es lo que tiene gancho entre los jóvenes?)
  • Pepsi-bono: bonos respaldados por estudiantes que quizás paguen alguna de las Coca-Colas que deben. Lo deciden llamar Pepsi-bono, porque no son tan cool como los Cola-bonos, pero bueno, siguen siendo medianamente aceptables (Pepsi nunca ha tenido el tirón entre los jóvenes que tiene Coca-Cola).
  • Carrefour-bono: bonos respaldados por estudiantes a los que yo no les dejaría ni 1 € para pagar el viaje del metro. Lo llaman Carrefour-bono para describir esos bonos que no se espera recuperar un solo euro, es decir, tiene poca calidad (para la juventud el refresco de cola de Carrefour “no es más que polvos azucarados”).
Los bonos que vende la disco para sacar más dinero

Los bonos que vende la disco para sacar más dinero



Esto mismo es lo que hizo Lehman Brothers: convertir o empaquetar las hipotecas que había concedido a los NINJAs en MBS (Mortgage Backed Securities u Obligaciones Garantizadas por Hipotecas, OGH que diremos para parecer pseudo-economistas), que luego fueron ordenadas para dar lugar a la aparición de los CDO, que no eran más que hipotecas buenas (menos riesgo para cobrarlas, nuestros Cola-bonos), hipotecas regulares (algo de riesgo para cobrarlas, nuestros Pepsi-bonos) e hipotecas malas o las famosas hipotecas subprime (mucho riesgo para cobrarlas, los clientes no dan nada de credibilidad, nuestros Carrefour-bonos).

¿Y qué hace la discoteca con esos 3 tipos de bonos que acaba de inventar? O, ¿qué hizo Lehman Brothers con las MBS? Las vende en los mercados financieros. ¿Qué es un mercado financiero? Va, eso da igual, pensad que es un mercado en el que en lugar de venderse pescado como en el mercado de toda la vida de vuestro pueblo, se venden inventos de las instituciones financieras. Inventos con nombres sofisticados (CDO, CDS, MBS, Syntetic CDO, etc.), que así nadie entiende lo que son, pero como suena bien, los venden los americanos que saben mucho de esto y encima están en inglés, parece que son muy buenos y nos darán mucho dinero.

Y es que no sabes lo bien que quedas cuando dices a tus colegas que has comprado un Mortgage Backed Security a un banco de inversión de Florida, que encima te ha prometido que te va a dar mucha rentabilidad. Aplicado al ejemplo, no sabes lo bien que se queda una persona cuando ha comprado un Cola-bono a la discoteca, ya que ésta le ha prometido mucha rentabilidad. ¿Alguien entiende lo que está comprando? No, pero esa da igual, ya que lo importante es que va a dar mucha rentabilidad.

Pero, ¿esos bonos que se están vendiendo en los mercados financieros estarán respaldados por algo, no? Es decir, ¿darán alguna garantía al que los compra? Sí claro, garantías iban a faltar, el mundo está lleno de garantías. Lehman Brothers vendía esos bonos respaldados por los préstamos hipotecarios de los NINJA y la discoteca vendía bonos respaldados por las deudas de alumnos de 18 años que se habían tomado 83 Coca-Colas en 6 fines de semana seguidos y aún no habían pagado.

¿Alguien ha dicho miedo? No fastidies ahora el invento, que estos bonos dan mucha rentabilidad. Eso sí, están garantizados (por un cliente NINJA o por un estudiante de 18 años) y encima me los han vendido con unos nombres muy sofisticados que seguro los hacen mejores. Además, los precios siguen subiendo (el de las Coca-Colas), así que, en consecuencia, el valor de los bonos (Cola-bonos, Pepsi-bonos y Carrefour-bonos) también, así que cada día obtengo más rentabilidad. No problemo, todo viento en popa.

Pero resulta, que en Nochebuena el director de la discoteca tiene cena familiar. Y se pone a hablar sobre su nuevo y exitoso modelo de negocio con su cuñado, que es asesor financiero:

  • “He descubierto la pólvora querido cuñado, vendo Cola-Bonos respaldados por las deudas de unos chavales de 18 años”.
  • “¿Ah sí? Suena interesante, pero, ¿en qué momento tienes pensado empezar a cobrar lo que todos esos alumnos de 18 años te deben?”
  • “Emmmm… anda Pedro… brindemos otra vez, ¡algún día me lo devolverán, carpe diem!”

El director de la discoteca, y eso que era Nochebuena y tenía la tripa llena, esa noche no durmió bien. Quizás su cuñado Pedro tenía razón, e iba siendo el momento de empezar a cobrar lo que alumnos le debían. Así que, pensó que el cotillón de Nochevieja iba a ser el último día que permitiría que los alumnos tomasen Coca Colas sin pagarlas.

Y entonces, decidió empezar a pedir a los alumnos de 18 años que pagasen lo que adeudaban a la discoteca. Claro, no hay que ser muy mal pensado, para saber que estos chicos no habían previsto que un día se les iba a acabar el chollo y que tendrían que empezar a devolver lo que debían (a los NINJAs de EEUU les pasó lo mismo).

Así que Iñaki, dueño de la discoteca, se ve en el siguiente lío:

  • Sus clientes, los alumnos de 18 años que le deben muchas Coca Colas, no le van a pagar todo (o nada, mejor dicho) lo que le deben.
  • Además, como Iñaki pensó que podía hacerse aún más rico vendiendo Cola-bonos, Pepsi-bonos y Carrefour-bonos en los mercados financieros, ha esparcido por todos estos mercados el problema que él mismo había generado (para resumir, bonos que aún vendiéndose en Fort Lauderdale, pueblo muy bonito de Florida, llegan hasta la Caja de Leioa de mi pueblo, una caja que no existe pero me invento para reflejar un caja de ahorros pequeña de pueblo).
    • Es decir, los alumnos no le pagarán a él las Coca-Colas, así que él tampoco podrá pagar a los que habían invertido en esos bonos con nombres tan sofisticados que fácilmente vendió en su día.
  • Pero, y tirando aún más del hilo, tampoco podrá pagar a Coca-Cola como empresa que le trae las Coca-Colas a la puerta de la discoteca, ni a los camareros que tiene contratados, ni a los que tiene bailando en la pista, ni al distribuidor de hielo, etc.

Es decir, que el ingenioso modelo de negocio de dejar a alumnos de 18 años que pagarán más tarde las Coca Colas que tomaban en una discoteca de Bilbao, ha acabado afectando hasta el repartidor de hielo que venía de una empresa de Zaragoza, y que había nacido en Reykjavik, capital de Islandia (donde apenas toman Coca Colas, ya que hace mucho frío).

En otras palabras, que lo que un alumno de 1º de Ingeniería Técnica había dejado a deber, acabó afectando a una familia de rubios islandeses bien majos que no tenían ni idea de qué era eso de un Carrefour-Bono.

Trasladado a la realidad, hagamos la transformación inversa a la realizada al inicio: la discoteca es Lehman Brothers, los estudiantes de 18 años son clientes NINJAs y las Coca-Colas son préstamos hipotecarios posteriormente empaquetados en bonos que llamaremos Mortgage Backed Securities.

Y claro, como al transportista islandés que tan simpático me traía el hielo de Zaragoza, tenemos a una familia de Leioa (si queréis la mía misma) que había comprado a través de su Caja de Leioa de confianza de toda la vida unos bonos que le había dicho su banquero eran muy rentables y estaban garantizados (quizás hubiera sido interesante preguntar quién garantizaba qué, pero es que en mi familia nos fiamos mucho de los banqueros).

¿Termina aquí la película? Ojalá, pero no. Volvamos al ejemplo de la discoteca. Supongamos que la discoteca es la de toda la vida de Bilbao. El ayuntamiento, que quiere que sus jóvenes sigan pasándoselo bien los fines de semana, piensa que no puede dejar quebrar a la discoteca, así que decide rescatarla.

¡Hurra por el ayuntamiento de Bilbao! Sí, hurra… pero lo que quizás no saben todos los bilbaínos es que ellos pagarán con los impuestos municipales el rescate de la discoteca. “¿Cómo? ¿Que tengo que rescatar a una discoteca que se ha ido a pique por confiar en unos alumnos de 18 años? Es decir, ¿tengo que pagar yo unas Coca-Colas sabiendo además que no me gusta la bebida con gas?¡Ni hablar!”

Pues por mucho que se diga que ni hablar, finalmente al ayuntamiento no le queda más remedio que hacerlo, ya que le interesa que esa discoteca siga abierta.

Volviendo a la cruda realidad, los gobiernos rescataron, con el dinero de todos los contribuyentes (es decir, los impuestos que pagamos todo ciudadano asalariado), los errores que habían cometido unos imprudentes banqueros que habían confiado en unos insolventes ciudadanos.

Y todos, cada vez que compremos algo, estamos ayudando a reestructurar a las empresas. Y todos, cada vez que nos quiten una parte de nuestra nómina en concepto de IRPF (da igual saber lo que es esto, que tiene un nombre bonito, así que confío en ello), estaremos pagando el rescate de un banco que concedió muchos préstamos hipotecarios a NINJAs que luego se iban con ese dinero a la Riviera Maya y se compraban un chalé en Miami Beach.

Y os preguntaréis, ¿por qué los gobiernos no pueden dejar caer a estas empresas? Fácil: el efecto dominó sería aún más grave, muchas más empresas caerían de seguido (como pasó con el simpático repartidor de hielo islandés), así que no pinta bien la cosa (eso que se han apresurado a bautizar como “Too big to fail” o “Demasiado grande para caer”).

¿Quién será el siguiente en caer tras Lehman Brothers? (lo que podría haber pasado si el gobierno de EEUU no hubiera rescatado Lehman Brothers)



Antes de cerrar, quería pedir disculpas a todos los alumnos que tengáis 18 años, vayáis a una discoteca en Bilbao, y pidáis una Coca-Cola 🙂

4 responses to this post.

  1. Muy bien explicado y muy clarito para mentes ingenieriles 🙂 – Enhorabuena.

    Tres anotaciones para quien llegue a este artículo y quiera seguir profundizando:

    La bancarrota necesaria

    La gran recesión: lecciones

    Politics Most Blanant, o «¿estamos seguros de que queremos echarle las culpas a la clase media-baja sin mirar antes los datos y la actitud de la banca privada?».

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  2. Posted by Iñaki Díez on diciembre 26, 2010 at 1:06 pm

    Había leído artículos similares pero este creo que es el que mejor me ha hecho entenderlo, muy bueno!

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  3. Posted by Asier on diciembre 29, 2010 at 4:06 pm

    No creo que te tengas que preocupar por el numero de alumnos a los que tengas que disculpar por pedir una coca cola en una discoteca. No te preocupes. Eso sí, si añadimos 43 o ron, todo cambia.

    Muy buen artículo.

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  4. Posted by Jorge on febrero 4, 2013 at 8:14 pm

    genial!

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